Lo que más me ha gustado: creo que es, sin duda, el libro más honesto, y eso que todos lo son, de los que llevo leído de sus Memorias. Aquí vemos a una Simone que no es filósofa, ni cronista, ni socióloga, ni investigadora. Aquí Simone es, simplemente, y no es poco, hija. A pesar de que se nota que su dolor está contenido como si fuese el agua de un embalse, éste desborda las compuertas y se percibe en cada línea, en cada reflexión, en la descripción de su madre, en sus recuerdos compartidos. Françoise de Beauvoir falleció en 1963. Simone escribió este libro en 1964, un año después. Su narración concisa no logra esconder la desolación. Su carácter a veces reflexivo es la máscara tras la que se esconde el dolor, asumible desde la lógica, inabarcable desde la emoción. Lo que menos me ha gustado: los que tenemos madres ya mayores no podemos evitar sentir la congoja y el aliento de la muerte casi fantasmal al leer este relato. Mi madre tiene cinco años menos que Françoise al m...
Buenos días Raquel,
ResponderEliminarinvestigando sobre Natalia Ginzburg he dado con tu blog, que me ha resultado muy interesante. Estoy buscando información sobre esta autora referente especialmente a sus hábitos de escritura y más concretamente sobre si escribía a máquina y, en este caso, en qué tipo de máquina y qué relación o hábitos tenía con la misma. ¿Podrías darme alguna referencia al respecto? En sus libros Léxico familiar o Las tareas de casa y otros ensayos no he encontrado nada, pero quizás me puedas recomendar alguna biografía o libro que hable de ello. Si quieres, puedes escribirme a info@libreriaparamo.com
Muchas gracias por todo y enhorabuena por el blog,
Víctor