Quédate conmigo - Ayòbámi Adébáyò


Lo que más me ha gustado: La técnica narrativa de Ayòbámi Adébáyò es tan rica en recursos que no es hasta la mitad de la novela cuando vamos encajando todas las piezas que necesitamos para formar una visión global de la situación de los personajes. El impecable uso de elipsis tiene un efecto tan magnético que nos mantiene en vilo a poco que nos interesen mínimamente los primeros capítulos a fin de prestar atención a todos los detalles para lograr captar toda la complejidad de la vida de los personajes, el por qué de sus mentiras y el cómo de sus consecuencias.

Lo que menos me ha gustado: A medida que vamos conociendo el carácter de Yejide nos puede costar entender cómo ella, una mujer bastante inteligente, orgullosa e intuitiva así como decidida, ha podido creer la primera de las mentiras que descubre de su amado Akin. Sin embargo, la forma en la que la autora resuelve las situaciones, hace madurar a los personajes y nos enmarca la importancia de conceptos como maternidad, amor o lealtad, nos lleva a pensar que realmente quiso hacerlo «para tener a alguien que me buscara si algún día yo desaparecía» (si bien este argumento se quiebra al final de la narración) o, en su defecto, pasar por alto este punto como un mal menor en comparación con lo compacto del resto de la obra.
«Las cosas que me importan las llevo dentro, encerradas bajo el pecho como si fuese una tumba, un lugar de permanencia, mi cofre del tesoro en forma de ataúd.» (Pág. 13)
Ayòbámi Adébàyò
Cuando pensamos en literatura nigeriana, es inevitable que nos venga a la mente el nombre de una de las grandes autoras revelación de los últimos años y estandarte del feminismo a nivel internacional: Chimamanda Ngozi Adichie. Esta mujer nacida en Enugu (Nigeria) en 1977 ha logrado traspasar las fronteras del continente africano gracias, por un lado, a su extraordinaria voz narrativa y, por otro, al perfilar muchos matices del feminismo occidental blanco incorporando las demandas y necesidades de mujeres de raza negra. Por ello, cuando comencé a leer Quédate Conmigo, la elogiada obra prima de Ayóbàmi Adébáyó, nacida en Lagos en 1988, me pregunté si una mujer tan joven sería capaz de crear una obra a la altura de la de su paisana, y salí de dudas con un sí rotundo a los pocos capítulos. Ayóbámi, quien por cierto, ha sido alumna de la propia Chimamanda e incluso de Margaret Atwood, nos demuestra en esta novela que tiene muchas cosas que contar y que lo hace de una manera excepcional, talentosa, fluida, y aguda. Las diferencias además con Chimamanda son el resultado de una voz propia muy marcada por la melancolía y por la forma en la que profundiza en las tradiciones nigerianas y en la psicología de sus personajes. Los cuentos tradicionales que los protagonistas narran a sus hijos adaptándolos a sus propias creencias, esperanzas y biografías son un buen ejemplo de cómo los tiempos van cambiando y con ellos personas y pueblos enteros.
«—No puedes tapar la verdad. Igual que nadie puede tapar los rayos del sol con las manos, no se puede tapar la verdad.» (Pág. 258)
Las mentiras y cómo éstas determinan nuestros futuros actos es uno de los ejes centrales de esta novela al que la autora da forma a través de la narración a dos voces perfectamente sincronizada como si de un dueto bien ejecutado se tratara de los protagonistas: Yejide y Akin. Yejide es una joven que se casa tras un amor a primera vista con Akin, un muchacho bien acomodado gracias a su trabajo como banquero, y con el que acuerda que se apartarán de la práctica poligámica tan típica de su cultura a fin de dedicarse en exclusiva el uno al otro. Yejide no encuentra ninguna oposición en su familia a esta decisión dado que su madre murió en el parto y se ha quedado huérfana de padre, de tal manera que las madrastras y sus hijos se desentienden de ella completamente. Esa familia «por defecto» que es un lastre para Yejide por la soledad social en la que la sume y por la desconfianza que muestra hacia otras mujeres en general (el tema de cómo las mujeres compiten entre ellas es bastante recurrente a lo largo de la obra encontrando en la segunda mitad, por fin, notables excepciones) contrasta con la familia «por exceso» de Akin quien, al ser el primogénito, es el depositario de todo su clan para que perpetue la dignidad familiar mediante numerosos herederos. Son los años ochenta y Nigeria está convulsionada por un panorama político inestable en el que las dictaduras se suceden con los golpes de estado mientras que cada ciudadano intenta a su manera sobrevivir en su día a día. Como si una extensión de ese agitada situación se tratase, el matrimonio de Yejide y Akin vive sus propias sublevaciones encabezadas en un primero momento por la madre de Akin y posteriormente por el propio hermano de éste, ante la incapacidad de ambos para engendrar un hijo. Las mentiras que Akin había aportado de dote secreta al casarse con Yejide comienzan a embrollarse cada vez más hasta convertirse en una madeja imposible de desenredar y difícil de comprender por ellos mismos pues, como bien señala Yejide, y he aquí uno de mis párrafos favoritos del libro:
«Las razones por las que hacemos las cosas que hacemos no siempre serán las que los demás recuerden. A veces pienso que tenemos hijos porque queremos que cuando ya no estemos haya alguien que le explique al mundo quiénes éramos.» (Pág. 157)
Sin olvidar la belleza del paisaje africano, muy presente en esta novela y que es una de las notas distintivas de las escritoras africanas (la antología «Ellas [también] cuentan» de relatos, poemas y ensayos de autoras africanas de distintas nacionalidades y épocas realizada por Federico Vivanco -Editorial Baile del Sol, 2017-, es un buen ejemplo de ello), así como el colorido de sus trajes y de sus casas y los olores fragantes y especiados de sus comidas, Ayóbàmi no tiene ningún tipo de miedo a la hora de abordar otros temas como la noción tradicional de masculinidad, entendida como la capacidad de mantener a varias mujeres a fin de que éstas llenen la casa de hijos y la noción tradicional de feminidad, entendida como la capacidad de engendrar esos hijos y cuidar de la casa. Ni Akin ni Yejide parecen encajar tras cuatro años casados en esos rígidos estereotipos pues a su esterilidad se le suma que Yejide se mantiene a sí misma al ser propietaria de una peluquería, con lo que su forma de vida subleva los ánimos de su familia política más que una revolución militar en toda regla. La presión llega a tal magnitud que Yejide sufre pseudociesis (síndrome conocido comúnmente como embarazo psicológico) y Akin, «un buen tipo» al fin y al cabo, en el mismo sentido en el que Susan Beale (Alba Editorial, 2017) hablaba de su propio padre en su novela de toques autobiográficos de mismo título, accede a tomar como segunda esposa a otra mujer (de nuevo aparece aquí «la otra» como enemiga natural dado el sistema poligámico cultural que fomenta este tipo de enemistades tan tóxicas) e incluso a involucrar a su propio hermano (los hombres, sin embargo, siempre son aliados por naturaleza) en su plan para que Yejide por fin sea madre. Las creencias de que los hijos lo son todo, «Olomo lo l´aye», quien tiene hijos posee el mundo, sobre todo para la mujer pues un hombre puede tener muchas esposas pero «un hijo sólo puede tener una única y verdadera madre» y que el amor «puede con todo» se repiten como un mantra en la mente de Yejide y Akin quienes, sin embargo, comprobarán desolados que eso no es verdad, pues...
«Si la carga es demasiado pesada y dura demasiado tiempo, hasta el amor se tuerce, se agita, se acerca al borde de la ruptura y a veces finalmente se rompe.» (Pág. 30)
La aparición en la novela de otro de los temas, la anemia falciforme, una enfermedad de la que apenas se habla pero que tenía en aquella época unos efectos devastadores, pondrá a los protagonistas cara a cara con la muerte al ver cómo un hijo tras otro va muriendo, cómo tienen que suplicarle «quédate conmigo», mientras se le acusa de ser un abiku, un niño, un espíritu viajero, predestinado a morir antes que sus padres, rompiendo el orden natural. Este nuevo giro da paso a algunos de los capítulos más dramáticos y emotivos de toda la novela, enmarcado en el lado más oscuro de ese tema tan fascinante que es el de #MaternidadesLit, en los que la autora, lejos de adoptar una óptica conformista, previsible o lacrimógena, opta por un giro en la narración que logra mantener al lector en vilo hasta la última página con el fin de descubrir cómo se resuelve. Y Ayóbami lo resuelve. Y con nota. Tras leer este excepcional libro, un auténtico incentivo para seguir leyendo a autoras africanas, sólo me queda pedir a la autora que se quede con nosotros, que no abandone esa voz tan espectacular que tiene y que estoy a la espera de su próxima novela pues sin duda ésta ya se quedó conmigo.

Título original: Stay With Me
Traducción: Irene Oliva Luque
Edición: Gatopardo (1ª edición, marzo 2018)
Páginas: 329
ISBN: 978-84-17109-49-3
Precio: 20,90€
Calificación: 9/10.

Comentarios

  1. Es un placer descubrir tu blog gracias Bienvenida Narrativa.
    Quedas invitada a visitar El zoco del escriba, a tomar un té con hierbabuena y hablar tu último libro favorito.
    Me alegro de haber conocido este espacio.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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    1. Muchas gracias por la invitación, Alberto.
      Ten por seguro que me pasaré.
      Un abrazo

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  2. Tremendo lo de «quien tiene hijos posee el mundo, sobre todo para la mujer pues un hombre puede tener muchas esposas pero «un hijo sólo puede tener una única y verdadera madre»». Tremendas todas las citas que dejas en tu reseña. No pude unirme a la lectura conjunta pero espero poder leer el libro porque, si antes ya tenía ganas, ahora que he leído tu reseña, leerlo ya es casi una necesidad.
    Besos

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    1. Creo que es uno de los mejores debuts que he leído en los últimos tiempos. Una de esas novelas casi redondas que muchos autores consagrados no han llegado ni siquiera a perfilar. Una delicia. Espero que todo cuanto escriba a partir de ahora mantenga ese nivel, o incluso lo supere. Una autora a la que seguiré la pista pues su temática me parece universal.
      Un abrazote

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  3. ¡Hola, Raquel!

    Echaba de menos perderme entre tus reseñas y que se me pusieran los dientes largos con tus lecturas...

    Una vez más, te felicito por tu opinión y te confieso que necesito leer este libro lo antes posible. Tiene una pinta increíble y un mensaje rotundo. Sin duda, será un placer comparar el trabajo de Ayòbàmi con el de Chimamanda y disfrutar de ambos.

    Muchas gracias por descubrirnos esta obra.

    ¡Un abrazo grande!

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    1. Bienvenido de nuevo, Santi!
      Es una autora formidable y que gusta a todo tipo de lectores lo que la convierte aun en alguien más especial.
      Ya me contarás tus impresiones si te decides a leerla.
      Un abrazo.

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