Quién quiere ser madre - Silvia Nanclares


Edición: Alfaguara (1ª ed. marzo 2017).
Páginas: 214
ISBN: 978-84-204-3024-9
Precio: 17,90
Calificación: 7/10
«(...) entonces quizá, quién sabe, no sea madre. Pero seré otra cosa. Seré alguien que aprendió que el miedo no prepara para nada. Porque no sabemos lo que vendrá después.» (Pág. 212)
Cuando oí por primera vez hablar de este libro no pensé que llegaría a leerlo puesto que, en principio, su temática no me interesaba. Las reseñas que habían llegado a mí hasta ese momento reducían esta obra al testimonio de una mujer de cuarenta años que comienza una lucha contrarreloj en busca de un embarazo que no llega. Sin embargo, mi librera Alba, de @Lib_Mujeres me hizo cambiar de opinión cuando me insistió que en esa lectura selectiva que estoy haciendo de lo que llamamos «Maternidades en la literatura» incluyera esta obra. Y no me arrepiento.
«Madrid, que se parece a Madre y se parece a Matriz.» (Pág. 121)
Es cierto que el leit motiv del libro es claro. Aprovechando su propia experiencia, la autora, Silvia Nanclares, se aferra a la autoficción para narrar cómo a raíz de la inesperada (porque siempre es inesperada incluso cuando se la espera) muerte de su padre enlaza el duelo con la conciencia de la brevedad de la vida, del transcurrir tan rápido pero tan lento para según qué cosas del tiempo, y de que ya rozando la cuarentena, siente que la vida le debe una vida para compensar la desaparición del padre. Es entonces cuando por primera vez se plantea seriamente ser madre, se despierta lo que los alemanes llaman Kinderwunsch o deseo de tener hijos, y descubre que no es tan fácil conseguirlo a la primera. Tras toda una vida intentando no ser madre, con un conocimiento exhaustivo de los distintos métodos anticonceptivos que existen, y llamando a los hijos de sus amigas «Los ladrones de amigas» comienza toda una tarea de investigación del propio cuerpo (por asombroso que parezca, ¡qué poco conocemos las mujeres nuestro propio cuerpo! ¡qué poco sabemos de ciclos menstruales, de órganos, de todo el complejo proceso de fecundación!) para encontrar la clave de la concepción. Todo un giro de 180º que va narrando de forma a veces dramática, pero siempre sin perder el sentido del humor, como se puede observar con claridad en los títulos de algunos episodios (Capítulo 5: Las pasitas; Capítulo 13: El tiempo se sale de madre; Capítulo 21: El cuento de los huevitos Kinder). La decisión de ser madre, a pesar de que ella siempre se ha considerado una mujer niñera y amante de los niños, ha sido pospuesta durante todo ese tiempo por la espera del «momento oportuno». En algunas ocasiones, por la creencia de que primero y antes de ser madre hay que disfrutar de la vida. En otras ocasiones, por la racionalización de la maternidad que dicta que primero hay que tener una estabilidad económica y laboral que garantice la crianza de las criaturas. Y otras veces, por la espera de que llegue esa pareja adecuada con la que poder formar la familia. Pero Silvia descubre que ella ya ha vivido esa parcela de vida como mujer sin hijos que le apetecía vivir; que esa estabilidad económica y laboral que nunca ha llegado es posible que nunca llegue; y que, por fin, parece tener a su lado a un compañero de vida que desea emprender ese proyecto con ella. Es entonces cuando comienza una nueva aventura.
«Pero poco a poco, ciclo a ciclo, nos empezamos a sentir cada vez más como un matrimonio aburrido que vagabundearta por la Planta de Fertilidad de El Corte Inglés.» (Pág. 90)
Pero los meses pasan, las ovulaciones y menstruaciones se suceden, el sexo se convierte en algo mecánico y programado para buscar el día perfectamente fértil, el deseo pasa a un segundo plano y todo gira entorno a un monotema. Silvia y su pareja recurren a aplicaciones para el móvil, a chats en internet sobre personas en su misma situación, a consultas de ginecólogos, a centros de planificación familiar, a centros de fertilidad y todo un mundo desconocido se abre ante ellos. El sentimiento de culpabilidad y de frustración se va alternando con momentos de euforia y esperanza. Se busca una explicación a todo lo que está sucediendo, una etiqueta para cada sentimiento que tranquilice, que permita aferrarse a un sentimiento de normalidad, de que lo que sucede no es tan raro sino que es normal, que ese síndrome tiene un nombre, un por qué.
«—Jóvenes, de postre tengo manzana asada o piña —el camarero nos devuelve al mundo de la no reproducción, donde la gente apura cafés o se lía tranquilamente un cigarro.» (Pág. 138)
Presentación del libro en Librería de Mujeres

Pero esta obra no trata únicamente sobre esa «batalla silenciosas de millones de mujeres por ser madres con o sin pareja», como reza la faja del libro y las numerosas reseñas a las que hacía referencia al comienzo de este post. Esa sería la visión más superficial del mismo. Pues si rascamos un poco no es difícil comprobar que Silvia hace un retrato generacional de aquellas mujeres que nacimos en la década de los 70 y que hemos dejado de lado la maternidad hasta el último momento por distintos motivos, esencialmente económicos y sentimentales, pues veíamos en la maternidad una forma de esclavitud mal entendida, un sacrificio que no sabíamos si estábamos dispuestas a asumir. Como dijo la propia autora en la presentación del libro en Librería de Mujeres, nuestra generación pertenía a «una clase media que se cae a cachos y que nuestros padres veían como progreso». Se cae a cachos porque el alto nivel educativo no se corresponde con un empleo a la altura de nuestra formación. Porque el acceso a aquello que nuestros padres consideraban básico para formar una familia (una vivienda propia, un trabajo estable, una pareja fija) es mucho más complejo de lo que nos dijeron. Porque la crisis económica también tuvo su parte de culpa en que muchas mujeres pospusiesen esa decisión. Los ritos de paso se postergan cada vez más ante los hitos que se caen. Todo esto convierte este testimonio en un testimonio muy pegado a la realidad, lo cual es, en mi opinión, uno de los grandes méritos de este libro.
«Desde que fuimos a ver la última vez a la doctora Alegre, ya no pienso en una concepción natural, pienso en un embarazo gratuito.» (Pág. 160)
Pero también es este libro una crítica brutal al capitalismo más feroz que está haciendo de esa desesperación de muchas mujeres por ser madres (con o sin pareja, heterosexuales o lesbiana) un auténtico negocio. De ahí salen esas lujosas y personalizadas clínicas donde se ofertan sistemas de reproducción a altos precios; nutricionistas que cambian los hábitos alimenticios porque afirman que hay una relación directa entre fecundidad y comida; clases de yoga y terapias de todo tipo; chats; terapias en grupo; empresas que venden a la carta semen preparado para ser fecundado...
«Empresas como Facebook y Apple alientan a sus empleadas a no quedarse en la cuneta de la escalera ascendente de la empresa costeándoles los procesos de congelación y mantenimiento de óvulos. Es entonces cuando hay que plantearse que quizá algo huela a podrido dentro de esos caramelitos laborales.» (Pág. 192)
Y, aunque pase desapercibido, este libro también es un tierno homenaje de la autora a su padre, y a su madre, con la que se crean nuevos vínculos en esta etapa, y quien llega a decirle que envidia su vida como mujer sin hijos, libre, sin responsabilidad. Y también a todo ese círculo de amigos que están siempre ahí a su lado, formando la red de su vida. El contraste con todo lo que la autora nos va contando lo encarna Clarita, esa vecina anciana, que aun teniendo un hijo que vive en la misma provincia, pasa las Navidades sola.
«Estábamos programadas para apurar y estirar nuestra juventud, para dejar la maternidad para ese momento en que la estabilidad laboral (qué quimera) y afectiva —otra quimera— creara un suelo sobre el que soltar los huevos maduros.» (Pág. 191)
En conclusión, Quién quiere ser madre es mucho más que "el difícil camino de la maternidad" con el que muchos medios se han dedicado a etiquetarlo de forma superficial. Este libro rompe el esquema clásico del héroe que persigue una cosa y no lo consigue. No juzga, muestra. Es mucho más que la crónica de una generación de mujeres que han/hemos pospuesto su/nuestra maternidad hasta que el reloj biológico les/nos apremiaba. Es mucho más que una visión sensata y crítica del feminismo más radical. Es mucho más que una denuncia al capitalismo voraz que está haciendo su agosto con el negocio, sí, negocio, de la maternidad. Es mucho más que el relato, en palabras de la propia Silvia, de . Es mucho más que el testimonio de un duelo dolorosísimo tras la muerte del padre, el reencuentro con la madre, la compañía impagable e incondicional de amigos y pareja. Quién quiere ser madre es un libro tan, tan completo y tan valiente que si queréis saber realmente qué es, tenéis que/debeís leerlo.

Comentarios

  1. Madre mía, me has convencido en el primer párrafo. ¡Quiero leerlo!
    Considero que es una asignatura pendiente de esta sociedad es la de liberar a la mujer de los "deberías madre/ponerte ya a por los hijos que se te pasará el arroz/ mirártelo porque cuanto más tardes más riesgo en el embarazo...".
    En mi caso, nunca he sentido el deseo de ser madre y todo el tema niños...como que no. No me ha sido fácil encontrar empatía ni respeto; más bien se me ha tachado de "rara" o "pensamiento masculino".
    Pero sí que es cierto que desde que estoy con mi pareja (ella sí quiere ser madre), me siento más abierta a ser madre/formar una fmailia. Entonces me llegan otro tipo de comentarios "tienes 38 años, como no te pongas ya...". Yo les agradezco la preocupación por mi niveles de fertilidad con la sonrisa más cínica y amable que encuentro jejeje. Pero es inevitable, hagas lo que hagas, te van a criticar por no seguir la norma.

    Al igual que la protagonista de este libro, yo también lo enfoco como que ya he vivido suficientes años sin niños como para querer optar a tenerlos. Entonces les digo "Bueno, seré madre con 40, no tendré la energía de los 30 pero sí más paciencia".

    Me gusta el enfoque que le ha dado la autora a la maternidad y me hubiera gustado poder estar en la presentación del libro para poder escuchar su testimonio, seguro qeu fue muy interesante. Creo que es uno de esos libros que te entretienen y que te aportan al mismo tiempo.
    Suerte que tú nos lo has trasmitido tan bien en tu reseña.

    Otro que va a la lista. Y ya van...

    saludos!

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    1. ¡Ay, Pilar! Muchísimas gracias, tus palabras siempre me emocionan. Si puedes ve a verla en alguna presentación, es una mujer muy accesible y todavía más simpática de lo que ya se percibe en el libro ;-) Te recomiendo su lectura con pasión pues plantea la maternidad desde muchísimas perspectivas, todas válidas, todas interesantísimas. Creo que te va a gustar mucho. Ya me contarás... y cuéntaselo también a ella. Tu reseña sobre este libro puede resultar realmente enriquecedora y estoy segura de que le encantará saber qué te ha parecido.

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    2. Se me olvidaba ese abrazo...

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  2. Se hace negocio con tantas cosas con las que no deberían hacerse...
    Me atraen mucho más los temas que señalas en la segunda mitad de la reseña que el que se 'supone' que es el tema principal. Qué cierto eso de la clase media que se cae a cachos.
    No conocía este título pero suena interesante.
    Besos

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    1. El libro es muy interesante. Como os contaba a mí tampoco me llamaba la atención a priori pero luego me atrapó por su ritmo fluido, su lectura del tirón, esos temas que plantea tan interesantes y con los que me siento muy identificada por pertenecer a su misma generación y haber sido madre con 38 añazos. Échale un vistazo a ver qué te parece.
      Un abrazo gordo y gracias por visitarme. Para la próxima intentaré que el blog os prepare un cafecito virtual ;-)

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