Memorias de una joven formal - Simone de Beauvoir


Título original: Memoires done Jeune Fille Rangée
Traducción: Silvina Bullrich
Edición: Editorial Sudamericana (10ª ed. septiembre 1970)
Páginas: 387
Precio: 9,00€ (en librería de Segunda Mano por encontrarse la obra descatalogada. ¿Por qué? ¿Por qué hay libros tan bellos descatalogados y tan difíciles de encontrar? No se darles respuesta a estas preguntas).
Calificación: 9/10
«Papá solía decir: "Simone tiene un cerebro de hombre. Simone es un hombre". Sin embargo, me trataba como a una mujer (...) No me desesperaba. Confiaba en mi porvenir. ». (Pág. 135)
Simone, mi admiración por usted aumenta, si eso es posible, a medida que voy profundizando en su vida, no sólo por la intensidad con la que vivió la misma, que en muchos aspectos, quizás pueda no ser muy diferente a la de otras personas, sino por la honestidad que como el vapor de la tierra caliente mojada tras una tormenta de verano desprende cada una de sus líneas. Si bien no tuvo una infancia con penurias económicas graves gracias a la buena posición económica de su familia que, aunque arruinada, logró conservar un mínimo de desenvoltura pragmática, sí pasó una época de gran profundidad introspectiva, cuestionándose desde muy pequeña el porqué de la vida, intuyendo que hay mucho más detrás de eso que intentaban convencerla de que era "vivir", buscando y luchando por su pasión, su voluntad de hacer y de hacerse a sí misma.
«En particular no deploraba ser mujer. (...) No tenía hermano: ninguna comparación me reveló que algunas licencias me eran negadas a causa de mi sexo; sólo imputaba a mi edad las privaciones que me infligían; sentí vivamente mi infancia, nunca mi femineidad. Los varones que yo conocía no tenían nada prestigioso» (Pág. 61)
Simone, su madre y su hermana Hélène.
Simone nació «a las cuatro de la mañana el 9 de enero de 1908, en un cuarto con muebles pintados de blanco que daba sobre el Bulevar Raspail», bulevar parisino burgués. Su padre, Georges Bertrand de Beauvoir fue durante esos primeros años abogado de profesión, si bien era actor de vocación. Su madre, Françoise Brasseur era una mujer profundamente católica y conservadora que desde el primer momento se arrogó la misión de educar a su hija en los valores típicos de su clase social, a saber, convertirla el día de mañana en una mujer casadera capaz de coser, tocar el piano, recibir visitas y sonreír con dulzura a cuantos la rodeasen. El nacimiento, dos años después, de Hélène, a la que llamarían cariñosamente Poupette (algo así como muñequita), afianzó a la madre en esa delicada misión de conservar la pureza de las niñas, educarlas en los valores cristianos y formarlas como mujeres burguesas de familia mientras que provocó en el padre una reacción adversa puesto que él siempre había deseado tener un hijo varón. Esta situación es la explicación por la cual, según Simone, los primeros años de su infancia carecieron de una presencia paterna más allá de su aparición a última hora de la tarde cargando un «portadocumentos lleno de cosas intocables llamadas expedientes» mientras que la presencia de la madre «más lejana y más caprichosa», aunque con necesidad de su sonrisa, estaba mediatizada por los cuidados de su niñera Louise, a quien debía su «seguridad» cotidiana. 
«La naturaleza me descubría, tangibles, cantidad de maneras de existir a ls que nunca me había acercado (...) Aprendí las mañanas ingenuas y la melancolía crepuscular, los triunfos y las decadencias, los renacimientos, las agonías. Algo en mí un día coincidiría con el perfume de las madreselvas. » (Pág. 
La infancia de Simone transcurrió rodeada de primos y tíos, abuelos, amigos de sus padres, cuidados, atenciones «protegida, regaloneada, divertida con la incesante novedad de las cosas, (...) era una niñita muy alegre». Caprichosa, espontánea, pizpireta, Simone era una niña sociable que usaba a su hermana como muñeca de juegos y que pronto mostró un interés por los libros, fomentado por su padre, y una gran devoción religiosa, fomentada por su madre. La Primera Guerra Mundial dio un giro radical a la vida de los Beauvoir. El abuelo paterno de Simone, director del Banco de la Meuse, tuvo que declararlo en quiebra y los Beauvoir se vieron expulsados de la élite aristocrática a la que habían pertenecido, si bien conservaban los valores burgueses como un mástil firme al que agarrarse. Simone se refugió aun más en sus libros y en su sentimiento religioso. Desaparecida la dote que garantizaba el matrimonio social y conveniente de ella y de su hermana, lo único que les quedaba era estudiar y trabajar en el futuro, un destino que Simone aceptó encantada pues a pesar de ser una "joven formal» sentía ya un sentimiento de rebelión hacia el matrimonio y hacia todo lo que supusiese la sumisión a otra persona.
«Siempre consideré con disgusto el casamiento. No veía en él una servidumbre pues mamá no tenía nada de oprimida; era la promiscuidad lo que me chocaba. "¡De noche en la cama, uno ni siquiera puede llorar tranquilamente si tiene ganas!, me decía aterrada. (...) a menudo de noche, lloraba por placer» (Pág. 79) 
Simone de Beauvoir y Zaza.
Con un lenguaje directo pero bello, un estilo envolvente y detallista, Simone nos sumerge en su vida de adolescente y la contemplamos pasear por la propiedad de su abuelo en Mayrignac con su libro bajo el brazo, disfrutando de los amaneceres en soledad, pasando sus dedos por las altas hierbas y matorrales, la brisa matinal acariciando su rostro y enredando sus piernas en los faldones de su desgastado vestido, corretear con su hermana por los caminos de tierra, hablar extasiadas de una puesta de sol. Con la adolescencia Simone se vuelve una chica crítica, rebelde, inconformista, curiosa e introvertida, a la que le sigue gustando hablar pero que ha aprendido a disfrutar de su soledad y también a callar aquello que no debe decirse porque no es conveniente para una señorita de bien. Se calla su primer amor, el que siente por su primo Jacques, un joven volátil y culto que se convierte también en su despertador literario y artístico. Silencia también la pérdida irremediable de la fe que la hizo pasar de una vocación religiosa infatigable a un sentimiento de liberación por no ser más un «mono» en las manos de un Dios que ya no contestaba sus preguntas. Sin palabras acepta el alejamiento de su madre quien no la perdona su caída en el ateísmo y se resigna a la indiferencia de su padre, dolido porque no la perdona que naciese mujer. «Aprendí la clandestinidad», confiesa una dolida Simone.
«Felizmente no estaba condenada a un destino de ama de casa. Mi padre no era feminista; admiraba la sabiduría de las novelas de Colette Yver donde la abogada, la doctora, terminan por sacrificar su carrera a la armonía del hogar; pero necesidad es ley: "Ustedes, hijitas, no se casarán", repetía a menudo. "No tienen dote, tendrán que trabajar"». (Pág. 114)
Simone dedica la mayor parte del día a estudiar en la Biblioteca Nationale, primero devorando todo cuanto caía ante sus ojos, después depurando su sentido crítico seleccionando a los grandes de la Literatura (Louisa May Alcott, Colette, Coucteau, Victor Hugo, Proust...) y de la Filosofía (Leibniz, Kant, Aristóteles). Sueña con escribir un libro en el que contarlo todo, todo, toda su verdad, todo su día a día, exhaustivo como un diario pero dotado de reflexiones en un intento de atrapar la vida y que no sea ésta la que le atrape a ella. La lucha contra el nihilismo que se ha instalado en su vida como un visitante inesperado y no invitado será una constante en Simone durante esos años. 
«Me enteré con estupor leyendo una noticia de policía que el aborto era un delito; lo que ocurría en mi cuerpo sólo me incumbía a mí; ningún argumento me hizo ceder». (Pág. 205)
Compagina sus encuentros con sus amigos, especialmente con Elisabeth Lacoin (a quien ella llama cariñosamente Zaza) con sus paseos por el París de la época. Y con Simone paseamos por sus calles, descubrimos la magia de las tertulias en Cafés, bebemos un ginfizz en el Jockey, acariciamos los lomos de los libros de la biblioteca Nationale, y, como si de una amiga íntima se tratara, la acompañamos en el discurrir de sus reflexiones, observando cómo de forma valiente se enfrenta a sus miedos de aquella época, a las mentiras que ella misma se contaba, y, sobre todo a su condición de exiliada. Así llamaba Simone a su status de esa época, denominándolo exilio, un exilio doble provocado por un lado por su expulsión de la élite social de la que antes hablábamos y por otro por su autoexpulsión de la vida que por entonces se consideraba que una «joven formal» debía llevar. Simone es una de las primeras alumnas de Filosofía de la Universidad de la Sorbona, pertenece a la clase de los "intelectuales" despegada de Dios, del determinismo vital de la mujer de su época, rodeada de libros y de ideas ¡qué peligroso! Logra que sus padres, con el paso del tiempo, vayan aceptando su curiosidad cultural, soltando las amarras que la ataba a ellos, rompiendo el cordón. Su admiración por Garric, el creador de Los Equipos Sociales, (antecedente de lo que en España se conocería durante la Segunda República como "Misiones Pedagógicas"), la llevó a convencerse de su vocación pedagógica. Esa admiración que llegó a ser un auténtico amor platónico, la alejó aun más de su familia. Sin embargo, pronto esa vocación fue siendo sustituida paulatinamente por otra: la Filosofía.
«Yo no tenía ideas subversivas; en verdad, no tenía ninguna idea, sobre nada; pero todo el día me ejercitaba en reflexionar, en comprender, en criticar, me interrogaba con precisión la verdad: ese escrúpulo me volvía inepta a las conversaciones mundanas». (Pág. 193)
Sus clases en la Sorbona le abren las puertas a un mundo nuevo. En primer lugar, la permite el acceso a libros de canto dorado que contienen un saber hasta ese momento inaccesible para ella. En segundo lugar, comienza a conocer gente afín a ella, despegándose del trampolín que su primo Jacques supuso en su vida para ahondar en debates, discusiones, intercambios de ideas, construcción de su propia autoestima. En tercer lugar, es en la Universidad de la Soborna donde entra en contacto por primera vez con las corrientes de izquierdas. Aunque, en ocasiones, sigue considerándose en el exilio, ya no se ve a sí misma como un ser extraño. Siguen conviviendo en ella ramalazos de su educación burguesa, que dan los últimos coletazos como si de un pez moribundo se tratase. Simone no puede evitar soñar, de vez en cuando, con un futuro con Jacques, recibiendo visitas en su casa, reintegrándose en la sociedad a través de ese matrimonio. 
«Me gustaba mucho la frase de Lagneau: "No tengo más sostén que mi absoluta desesperación." Una vez esa desesperación establecida, como yo seguía existiendo, debía arreglármelas en la tierra lo mejor posible, es decir, hacer lo que me gustara». (Pág. 259)
Simone y Sartre
La pelea interna entre la educación recibida y sus propios deseos es agotadora. Pero finalmente, como a día de hoy sabemos, ese matrimonio nunca se celebrará. Simone seguirá estudiando, licenciándose en Filosofía en 1928. En ese camino universitario le acompañarán su nuevo grupo de amistades: Simone Weil, Pradelle, Stépha, Merleau-Ponty, Lévi-Strauss, Nizan, Herbaud -quien, en realidad se trata de René Maheu-, y, por supuesto, Sartre (a quien conocería a través de Herbaud su «compañerito»). Junto a este grupo permanecen leales e inamovibles sus dos principales apoyos, sus almas complementarias: su hermana y su amiga Zaza. Es precisamente Herbaud quien comienza a llamarla por el apodo con el que Sartre seguiría llamándola toda su vida: 
«Un día escribió (Herbaud) en mi cuaderno en grandes letras: BEAUVOIR=BEAVER (castor en inglés). "Usted es un castor —dijo—, los castores andan en banda y tienen espíritu constructivo». (Pág. 348)
En definitiva, esta obra, la primera de sus memorias, está escrita con una sinceridad tan plena que conmueve. Simone remueve en su pasado, profundiza en esa tierra a veces árida, a veces fértil, bailando del sentimiento piadoso al nihilismo, de la desesperanza al optimismo más tenaz en su futuro, del exilio al refugio, abonando, sin saberlo, desde su más tierna infancia, el terreno del existencialismo, de la identidad de género, de la dialéctica filosófica que luego marcaría su vida. 
«Lo que soñaba escribir era una "novela de la vida interior"; quería comunicar mi experiencia. Me parecía sentir en mí "un montón de cosas que decir"» (Pág. 223)
Este primer volumen acaba en un punto álgido y trágico en la vida de Simone. A medida que nos vamos acercando al final intuimos una desgracia. El tono va alcanzando un dramatismo, una irreversibilidad hasta ese momento desconocidos. Simone comienza a volar, a tener cada vez más claro que su destino no es casarse sino hacer algo importante, transcender, pero paralelamente a ese alzamiento su amiga, la persona que ha sido su sombra de vida, su espejo, comienza a encogerse. La alegría de Simone se ve contrarrestada por la amargura de Zaza; la primera brilla, la segunda se apaga. 
«Juntas habíamos luchado por el destino fangoso que nos acechaba y he pensado durante mucho tiempo que había pagado mi libertad con su muerte». (Pág. 387)
Decía Franz Kafka que «la literatura es siempre una expedición a la verdad». Gracias, querida Simone, gracias por decidirse a contarnos su verdad, su vida interior, su autobiografía espiritual, gracias Simone, querida Simone.



Entrada creada en el marco de la iniciativa de Adopta una Autora, proyecto que tiene como objetivo, tal y como indica su nombre, adoptar una autora (que conozcas, quieras conocer y, sobre todo, desees dar a conocer) independientemente de su raza, religión, orientación sexual, época o temática. Un proyecto sumamente interesante sobre el que podéis obtener más información en su blog https://adoptaunaautorablog.wordpress.com. ¿Se animan?

Comentarios

  1. ¿Me podrías decir cual libro es el original?, hay varios y de diferente pasta

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  2. Hola a todos, mi nombre es Fenna Thijs de Utrecht, Países Bajos.
    Estoy aquí para agradecerle al Dr. Elumelu por traer de vuelta a mi familia y a mí otra vez, pensé que ya había perdido todo antes de encontrar un comentario en Facebook sobre cómo el Dr., Elumelu ayudó a las personas a quedar embarazadas y a recuperar a sus ex.
    Al principio estaba asustado por los estafadores / estafadores de Internet, pero cuando finalmente lo probé, he aquí que realmente obtuve lo que estaba buscando exactamente como lo quería, todo gracias a GOd por usar el Dr. Elumelu para resolver mis problemas.
    Conoces tus problemas, pero te aconsejo que te pongas en contacto con él para obtener una solución hoy por correo electrónico: drelumeluspelltemple@gmail.com o whatsapp +27736117700 para obtener una solución urgente ahora.

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