Un buen tipo - Susan Beale


Título original: The Good Guy
Traducción: Patricia Antón
Edición: Álba Contemporánea (1ª edición. Enero 2017)
Páginas: 406
ISBN: 978-84-9065-268-8
Precio: 19,50€
Calificación: 6/10


Lo que más me ha gustado: la forma de narrar de Susan Beale es refrescante, rica en imágenes, evocadora de recuerdos y sensaciones. El hecho de que sea especialista en Escritura Creativa nos ayuda a entender cómo a pesar de que la novela cuenta una historia ambientada en los Estados Unidos de los años ´60 su estilo es moderno, mordaz y actual. 

Lo que menos me ha gustado: me ha resultado complicado identificarme con la frialdad de Abigail, la mujer, el moralismo de Ted, el protagonista, y la ingenuidad ñoña de Penny, el tercer vértice del triángulo amoroso. Los tres forman personajes muy bien definidos y diferenciados pero  con los que me ha costado en ocasiones empatizar.
«No pensaba llorar. Llorar por esas cosas era infantil. Por cosillas sin importancia, por cosas que no importaban en absoluto. Regañarse de ese modo no hizo más que aumentar su desdicha.» (Pág. 27)
En febrero de 2008 una mujer recibe una carta que la conmueve y reconcilia con su pasado de una forma estremecedora. Así comienza esta novela maravillosamente escrita que se lee del tirón, que entretiene y que también nos transporta en el tiempo a esos años en las que mujeres debían luchar para poder ser consideradas algo más que madres de y esposas de y en los que los hombres aspiraban a mantener a su familia, lo cual implicaba adquirir el último modelo de televisión, de aspirador, de sofá. La época loca de consumismo excesivo, créditos a mansalva y mantenimiento de las apariencias sociales es recreada con un magistral realismo en esta novela hasta el punto de que parece realmente escrita en esa época. Solo su estilo moderno, como antes comentaba, con la inclusión de algún insulto o alguna imagen sexual explícita, nos recuerda que Susan Beale lo escribió en 2016, rompiendo así la imagen de puritanismo manido que se tiene de aquella época.
«Las experiencias tienen la profunda capacidad de darnos forma» (Pág. 165)
Susan Beale
Beale nos cuenta en este libro la típica historia (típica, a priori, pues tiene unas peculiaridades que luego explicaré y que la hace diferente) de un triángulo amoroso. Abigail es una mujer de buena familia que decide abandonar sus estudios al ser madre y así centrarse en el ideal de la mujer de esos Estados Unidos en pleno boom económico y demográfico, a saber: cuidar del marido, criar a la hija, decorar la casa y preparar tartas para las reuniones con las vecinas. Al poco tiempo de nacer su hija se descubre harta de esta monotonía que la asfixia y decide, animada por su marido, retomar su carrera universitaria. Por su parte el marido, Ted, es un vendedor de neumáticos Goodyear que se ve ascendido a jefe de tienda al mismo tiempo que conoce a Penny, una joven soñadora que vive solo para una idea: casarse con "un buen tipo" y formar una familia.
«(...) no tardó en ceñirse a ese personaje como quien se pone un traje nuevo» (Pág. 134)
¿Cuántas veces hemos soñado con ser alguien diferente a quienes somos? ¿Con llevar una vida más excitante y llena de novedades que la que tenemos realmente? ¿Con sentirnos deseados, admirados, venerados? Sin duda Ted lo ha hecho muchas veces. Tantas que, tras conocer a Penny, comienza a inventarse una doble vida, un alter ego mucho más divertido, fresco y atrevido que su yo real, del que Penny, por supuesto, no tarda en enamorarse. Es Ted el que centra la atención de la novela pues a raíz del inicio de su aventura con Penny comienza a hilar una mentira tras otra hasta el punto de convertirse en un mentiroso compulsivo en todos los ámbitos de la vida. Su necesidad de reconocimiento por parte de su familia propia y política, de «destacar entre los demás, ser una figura inspiradora», la pronta muerte de su hermano de la que se responsabiliza y su baja autoestima son sus señas de identidad hasta el punto de que es lo que llamaríamos un personaje decreciente: comienza ascendiendo en la consecución de sus sueños, alcanza la cima y ¡zas! la tremenda caída. Pero lo más tremendo de todo es que, como el propio título indica, no solo el propio Ted sino también todo su entorno le consideran «un buen tipo». Cuando es consciente del campo de ortigas en el que se ha metido no sabe cómo salir de él, en su intento por no hacer daño a nadie acaba lastimando a todo el mundo, en su intento por encontrar una salida, acaba por internarse aun más en el laberinto. 
«Abigail sabía que una buena madre no le endilgaba a los otros el cuidado de su bebé, al igual que una buena esposa no olvidaba prepararle a su marido una cesta con el almuerzo. Se arrastró de vuelta a la cama, abrumada por sus deficiencias.» (Pág. 123)
Abigail, por el contrario, es un personaje ascendente: la vemos convertida en una ama de casa frustrada que a base de robar horas al sueño, hacer Tetris con los horarios para compatibilizar todo y recurrir a la ayuda de su familia para el cuidado de su hija, logra ir escalando puestos, convirtiéndose en la mujer que siempre ha soñado ser. Por otro lado Penny es el personaje más plano. A raíz de su relación con Ted se ve obligada a tomar una serie de decisiones cuyas consecuencias arrastrará toda su vida. Es un personaje a la sombra cuya luz propia solo logra brillar en contadas ocasiones.
«Los límites que regían la moralidad y la respetabilidad no estaban claramente definidos como le habían enseñado, no eran concretos e inmutables.» (Pág. 192)
Lo que hace diferente a este triángulo amoroso de los miles que ya se han contado es el motivo por el que Susan Beale nos cuenta este relato. Susan fue adoptada de recién nacida y, si bien siempre consideró a sus padres adoptivos como sus verdaderos padres, al convertirse en adulta decidió investigar sobre quién era su madre y qué motivos la llevaron a darla en adopción. Parte de su historia inspira la contada en este libro que la autora usó como instrumento para, en primer lugar, recrear la vida de su madre, la época en la que vivía, su carácter, la presión social y familiar que sufrió, las mentiras de las que fue víctima y que ella también se quiso creer... el cocktail agitado que la llevó a darla en adopción (de ahí que esté ambientada en los ´60); en segundo lugar, profundizar en la idea de cómo las decisiones que se toman en la vida siempre tienen consecuencias años después, cómo nos vemos arrastrados en los momentos de debilidad y fragilidad por una ambición, un sueño o un apego y cómo hay heridas que nunca cicatrizan y tiempo que nunca se recupera. 

Comentarios

  1. ¡Hola, Raquel!

    ¡Ya tardaba en volver!

    No me lo puedo creer, pero creo que este es el primer libro que reseñas al que no le echaría el guante... No sé si por la trama en sí o por lo que nos cuentas, pero no parece una lectura que fuese a disfrutar.

    No obstante, destaco la elegancia de tu reseña y el respeto con el que hablas del trabajo de la autora, aportando tus argumentos y tu opinión.

    ¡Un abrazo muy grande!

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    Respuestas
    1. ¡Hola Santi!

      Te entiendo. Es un buen libro pero me pareció un poco cojo a ratos. Con tanto como hay por leer si no te ha llamado la atención es que no es para ti ;-)

      Un abrazo

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