El cielo oblicuo - Belén García Abia


«Es un libro-vómito-lágrima que me sirvió para contarme desde dentro y aceptar mi dolor al mirarlo desde tan cerca. Es la única forma que conozco para "lidiar" con la realidad». Así respondía García Abia (sí, sin "Belén", de la misma forma que ella cuestiona en el libro por qué a las autoras se les añade el nombre de pila y a los autores no) cuando pocas páginas después de haberlo empezado me decidí a escribirla por Facebook adelantándola que intuía que éste iba a ser un libro muy especial para mi y le preguntaba cómo conseguía transmitir tanto. Un libro-vómito-lágrima que nos desgarra y nos conmueve y que, sin duda alguna, puede conseguir suscitar en nosotros todo tipo de emociones excepto una: indiferencia. Con un estilo a caballo entre la prosa, la poesía, el diario y el epistolario, García Abia (Madrid, 1973) en este debut literario nos obliga a mirar de frente a una cuestión que pocas mujeres se han atrevido a tratar, uno de esos tabúes que siguen permaneciendo en el tiempo por la sensación de fracaso y frustración inconsolable que suele conllevar: la No-Maternidad. «Ya lo entenderás cuando seas madre», «Serás una madraza», «¿Cuántos hijos quieres tener?», «Cuando seas mayor y te hagas madre, ya serás toda una mujer» «¿Prefieres niño, niña o la parejita?»... ¿qué niña no ha escuchado desde la más tierna edad este tipo de comentarios dirigidos hacia ella? Mientras que a nuestros hermanos les regalan coches y espadas, ¡hala!, a enfrentarse a la vida, dirigir su destino, tomar las riendas, a nosotras nos colocan un bebé nenuco en el regazo con todos sus complementos (ropa de recambio, armario, biberón, sillita de paseo) para que empecemos a prepararnos para lo que vendrá, como muy lúcidamente explica Simone de Beauvoir en «El Segundo Sexo». Así, sin anestesia, como si de una educación predeterminada por los genes se tratase, se va determinando nuestro futuro, nuestra personalidad, nuestras expectativas y la forma de realizarnos como personas. Pasan los años, crecemos, maduramos, solo nos falta ser madres para ser «mujeres completas». Pero, ¿qué pasa si no podemos serlo? ¿Es una mujer menos mujer si su cuerpo, o dos miomas, por ejemplo, «uno de dos y medio, otro de cuatro», le impiden cumplir esa función? Nadie nos responde a esa pregunta pues se da por hecho, no puede ser de otro modo, que por supuesto, lo serás. Y entonces es cuando García Abia escribe este libro-vómito-lágrima que para mí es un libro-Alma claro ejemplo de literatura sanadora que cura tanto a quien lo escribe como a quien lo lee:
«Las mujeres escribimos con nuestro útero,
con nuestros ovarios,
con nuestra vagina
»
Belén García Abia. Foto: Errata Naturae.
Afortunadamente, la autora tiene también un proyecto de vida autónomo y una habitación propia que le permite encontrar un refugio en el que acurrucarse y sanar: la literatura. ¿Hay algo más hermoso para quienes amamos la lectura que un libro-alma que además nos hable de autoras y de libros? Así, a través de frases que son para tatuarse en la piel, conversaciones mantenidas con amistades y reflexiones propias, García Abia va desgranando el dolor que supone descubrir que nunca llegará a ser madre, el cielo cada vez un poco más oblicuo cada vez que aparecen las bragas «sucias de sangre», y que es descendiente directa de esa segunda voz de Plath en «Tres mujeres» (podéis leer la reseña que hice sobre ella aquí) que se preguntaba cómo podía el mundo seguir girando cuando a ella se le había parado con esa regla que «mes a mes, arrastra tras de sí/ sus mareas de sangre negra que anuncian el fracaso». Con una valentía que recuerda a la de Nanclares en su «Quién quiere ser madre» (mi reseña, aquí), logra hablar/escribir/vomitar sobre ello, sobre el «lo», sobre cómo «mi no-hijo y mi dolor caben en una palabra tan pequeña, en un "lo" insignificante» hasta lograr poner nombre a los monstruos, porque si algo hemos aprendido las mujeres es «lo importante que es que los monstruos tengan nombre, aunque sean largos y difíciles. Uno se siente menos solo, menos enfermo. Menos abandonado». E incluso ponerles fecha: «2005-2009. Las fechas que habría grabado en su lápida. La esperanza de engendrarte». Frente a esa mujer desgarrada por no poder ser madre, nos encontramos en el epílogo con la madre de Telmo, una mujer que se sintió difuminada por la maternidad y que tras quedarse viuda decide «llevarse la pena lejos» aunque eso le suponga alejarse de su hijo. Y es que hay tantas formas de vivir la maternidad y la no maternidad como mujeres las relatan porque:
«La literatura escrita por mujeres está llena de habitaciones cerradas. Tienen a la mujer feroz dentro
Una obra necesaria, una novela que no se lee sino que se devora, se vive, se siente, se toca en todas y cada una de sus dimensiones; un libro con sonido de «gritos mudos», con el tacto rugoso y espinoso de una herida recién abierta tras rasparse el codo contra una pared de gotelé, con la visión borrosa tras recibir un pelotazo en el ojo, con el aturdimiento de ser conocedoras de una verdad que habríamos preferido desconocer, la verdad de una mujer feroz que escribe para encontrar su voz. Un ejemplo de que hay que leer a las autoras muchas veces como libros pero también como mujeres porque «Leer a las mujeres es leer nuestra voz, un deber con nosotras»; un consuelo por nuestra imperfección, un recuerdo de algo universal que a menudo olvidamos:
«El mundo a veces nos pesa y con ese peso nos vamos doblando, nos vamos torciendo, y al morir vamos a un cielo lleno de gente como nosotros, que también, de tanto dolerles el mundo, han aprendido a andar torcidos, es un cielo oblicuo, donde sólo pueden entra los que llevan el peso del mundo en su espalda». 
Nota: este es otro ejemplo de cómo las mujeres que leemos libros nos susurramos títulos mientras corremos con los lobos. Llegué a él gracias a la recomendación por Instagram de @queridajuliet y mientras lo leía recordé que hacía unos meses lo había anotado por una reseña que hizo Lorena en su blog elpaxaruverde.blogspot.com.es. Ellas a su vez lo descubrieron por otras mujeres feroces que siguieron la recomendación de mujeres perforadas. Y así podría seguir eternamente... Espero que esta cadena de recomendaciones continúe si has pasado por aquí, has leído esta reseña y te has decidido a rugir con él también.

Edición: Errata Naturae (1ª edición. Mayo 2015)
Páginas: 73
ISBN: 978-84-1521793-0
Precio: 10,00€
Calificación: 9/10

Comentarios

  1. Larga vida a este libro y a su rugido. Ojalá continúe la cadena y lo descubra mucha más gente.
    Besos

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  2. Ojalá, Lorena. Es un libro que merece realmente la pena y estoy realmente feliz de haberlo descubierto gracias a vuestro boca a boca, letra a letra.
    Un besote

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