Lecturas de octubre
«A veces hasta el propio pensamiento es una invasión, como mirarse desnuda al espejo: da más vergüenza que si nos viera otro». (Pág. 24. La azotea . Fernanda Trías ) Cuando le preguntaron a Fernanda Trías si coincidía con Mariana Enríquez (autora argentina cuya lectura recomiendo encarecidamente si no la han leído ya) en su afirmación de que si un texto no le causaba pudor, vergüenza por contener cosas íntimas, ese texto no le servía, ella contestó que estaba completamente de acuerdo pues escribir es «como rasparse las rodillas durante una peregrinación» [ El Deber. Periódico de Bolivia. 08/07/2017 ]. Escribiendo este post recordé esta frase y me di cuenta de que todas las mujeres a las que he leído este mes se han dejado las rodillas escribiendo, se han raspado la piel e incluso se les ha caído a tiras como consecuencia del ejercicio literario, a veces catártico, que han hecho en estos magníficos libros de que les hablo. A continuación les explico el porqué: 1. Rachel Cusk.