¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? - Jeanette Winterson


Título original: Why Be Happy When You Could Be Normal?
Edición: Lumen (4ª edición, 2016)
Traducción: Álvaro Abella Villar
Páginas: 245
ISBN: 978-84-264-1965-1
Precio: 20,90 €
Calificación: Por supuesto, 10/10.

Lo que más me ha gustado: A Jeanette ya la conocía por su barroca y mágica obra «Espejismos» donde a modo de fábula trata temas como el ecologismo, la maternidad, la identidad, la pertenencia y el feminismo. Sin embargo, me ha sorprendido en esta obra porque logra, siguiendo su estilo rico en referencias a leyendas y arquetipos, aferrándose a unos gramos de desesperación, a otros de emoción y a otros de brutalidad, anclarse a la historia de su vida y contárnosla sin perder un ápice de su talento narrativo, con humildad pero abrazándose, con caídas y subidas, con dudas y miradas de refilón a la locura y a la depresión, pero con esperanza, proclamando un consejo, como dice el título de uno de los capítulos: «vale la pena nacer».

Lo que menos me ha gustado:  Discúlpenme. Quizá dentro de un tiempo, cuando vea el libro con perspectiva, pueda encontrar algo que no me haya gustado de él. Hoy por hoy, no lo encuentro.
Cuando estoy con ella soy feliz. Feliz, sin más.
Asintió. Parecía que comprendía y pensé, de verdad, por un instante, que iba a cambiar de opinión, que hablaríamos, que estaríamos al mismo lado del muro de cristal. Esperé. Al final me soltó:
—¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?
» (Pág. 126)
Preguntas. Preguntas que nos marcan y determinan nuestro camino. Preguntas que nos pinchan como alfileres, como muescas de piedras si caminamos descalzos por un camino rural, como virutas de paja de la hierba seca. Preguntas como la que le hizo a Jeanette Winterson su madre al enterarse de que estaba enamorada de una mujer y que da título a este libro. Preguntas que desenroscamos y desdoblamos pues en este libro Jeanette no intenta contestarse a sí misma sobre el por qué de su lesbianismo sino sobre por qué siempre ha tenido ese empeño por ser feliz. Su faro, la felicidad. Puede parecer, tras leer el título, que nos encontramos ante un libro de autoayuda, y lo es, pero no en el sentido adoctrinador y sentencioso de filosofía barata y superficial que suele impregnar ese tipo de libros sino por el mensaje motivador que Jeanette nos manda a través de sus páginas. 
« No puedes deshacerte de lo que es tuyo. Aunque lo arrojes lejos, siempre está el regreso, el ajuste de cuentas, la venganza, quizá la reconciliación.Siempre está el regreso. Y la herida te llevará hasta allí. Es un rastro de sangre. » (Pág. 237)
Raíces. ¿Cuál es la raíz del injerto? ¿La del árbol en la que nació o la de aquel en el que ha sido injertado? Jeanette fue adoptada con seis semanas. Su madre biológica le dio el pecho durante ese escaso tiempo; el pecho, lo único que le podía dar. Pero no podía quedarse con ella y así fue como Jeanette llegó a la casa de un matrimonio sin hijos, John William Winterson y la señora Winterson (así la llama a lo largo de todo el relato), de fuertes convicciones religiosas, en el que la madre autoritaria al más puro estilo Dickens, no escatimaba en castigos como dejarla dormir a la intemperie o encerrarla en un cobertizo. Cuanto más la castigaban más desarrollaba Jeanette su imaginación. Para huir del frío de la fría noche encendía la linterna de los sueños y se contaba cuentos a sí misma. Para poder acceder al peligroso mundo, según su madre, de los libros, recurrió a la biblioteca del barrio y comenzó a leer cuanto autor residía allí, empezando por la A, terminando por la Z. Para poder aplacar el sufrimiento de la soledad, de la sensación punzante de abandono, sustituyó esos abrazos carnosos que nunca recibió en su infancia por el abrazo de la poesía. Para poder sobrevivir a la hoguera que su madre hizo con su alijo de libros oculto bajo el colchón tomó una firme decisión: «A la mierda. Puedo escribir yo».
«Creo en la ficción y en el poder de las historias porque así hablamos a través de lenguas que no son nuestras. (...) Recuperamos el lenguaje a través del lenguaje de otros. Podemos recurrir al poema. podemos abrir el libro. Alguien ha estado allí por nosotros y buceó en las palabras.» (Pág. 17)
Libros y escritura. Refugios. No se si este libro les servirá de ayuda. Eso, como todo, es cuestión de gustos, de necesidades, de inquietudes y, sobre todo, de momentos. Pero lo que sí tengo claro es que ha ayudado a la propia Jeanette quien va deslizando metáforas, comparaciones, imágenes, adjetivos y cambios de ritmo a lo largo de las páginas como si estuviese decidida a encontrarse a sí misma y a responder a su propia pregunta: «mamá, ¿por qué preferías ser normal a ser feliz?, ¿por qué para ti la felicidad era sinónimo de pecado? ¿por qué si me adoptaste porque querías tener una amiga, me trataste como si fuese tu enemiga?» Intenta entender a su madre, empatizar con el anulado padre, mimetizarse en una madre biológica a la que tardó décadas en conocer... Natalia Ginzburg confesó que llegó un momento en el que escribía simplemente porque formaba parte de su vida, como un esqueje injertado en su médula espinal y no para encontrar consuelo pues cada vez que había intentado hacerlo por ese motivo había fracasado. Jeanette, sin embargo, está en las antípodas de ese pensamiento pues a ella sí le salvó. Le salvo escribir. Y le salvaron Austen y Woolf, Dickinson y Rilke, Thomas Hardy y las Brönte, Doris Lessing y Toni Morrison.
«Hay una sensación del espíritu humano de que existe para siempre. Esto hace que nuestra propia muerte sea algo soportable. Vida + arte es una bulliciosa comunión/comunicación con los muertos. Es un combate de boxeo con el tiempo.» (Pág. 167)
Curiosidad. Ese fue el auténtico abono en el que Jeanette floreció. Sólo una persona curiosa podría titular su libro de memorias con una pregunta. Su espíritu inquieto e inconformista, rebelde, buscadora de grietas en ese entramado rígido que era la mente de su madre, la llevó a abrir la puerta prohibida: la de la literatura. A falta de orientación, ¿por dónde empezar a leer?, ¿por cuál libro?, ¿por qué estante de la biblioteca?, empezó por lo obvio, por la A. Afortunadamente en la A estaba Austen y así siguió avanzando por ese alfabeto; y a los dieciséis años huyó de su casa; y comenzó a estudiar en Oxford donde descubrió qué necesario era el feminismo para empezar a abrir grietas entre ese entramado sabelotodo formado por escritorEs, doctorEs, profesorEs, expertOs; y publicó su primer libro, «Fruta prohibida»; y logró un impresionante éxito; y se enamoró; y fue abandonada por su gran amor; y enloqueció; y de nuevo resurgió y....
«Pregunté a mi madre por qué no podíamos tener libros y me contestó: "El problema con un libro es que nunca sabes qué contiene hasta que es demasiado tarde"». (Pág. 42)
Abran un libro... Y, si quieren conocer más a Jeanette y, de paso, plantearse sus propias preguntas y buscar sus propias respuestas, lean «¿Por qué ser feliz cuando se puede ser normal?» Cuando he terminado de leerlo tengo claro que no quiero ser normal, lo que sea que signifique esa misteriosa palabra. Prefiero ser feliz. 


Comentarios

  1. Jeanette es un faro luminoso en el océano de títulos pendientes por leer en el que me hallo (en parte por tu culpa, por sumar reseñas estupendas). Me llama esta autora y espero poder disfrutar de esta autora igual que de tu Naty. De momento me quedo con esta "feliz por elección"-reseña.

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    1. Ay, Pilar, deja que ese faro brille en tu vida. Te va a encantar, lo sé, porque es de un optimismo maravilloso, algo que contrasta con muchos de los libros tan duros que he estado leyendo últimamente. Para mi ha sido como una balsa de salvación, con ese espíritu tan luchador y encima escrita de forma tan magistral. Jeanette es una joya como escritora y da la sensación de que debe ser además super maja como persona ;-)
      Un besote, amiga y gracias una vez más por tu visita.

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  2. Con las ganas que tengo de leer a esta mujer, ya sé por qué libro empezar. Me ha gustado muchísimo, pero muchísimo tu reseña, la estructura, las citas que has elegido. De verdad, una MARAVILLA.

    De Jeanette conozco algo porque es la autora favorita de una amiga, y siempre me habla de ella, así que parte de las vivencias de sus infancia las sabía. Además la he visto en un par de entrevistas y me gusta mucho como habla y la manera de transmitir que tiene, natural, directa, positiva ...es como la foto de la portada.
    Por lo que nos has contado hoy y lo que sé de ella, debe de ser de esas personas con una presencia tremenda, con buena energía, no sé si me entiendes.
    ¡Un gustazo pasar por aquí, siempre Amiga!
    ¡Un besote!

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    1. ¡Sí!!!!! Entiendo lo que quieres decir. Creo que su forma de escribir no es para nada una pose sino que, de verdad, debe ser una mujer increíble, super creativa e inteligente, natural y simpática. Este libro me ha servido para conocerla mejor pero sobre todo para disfrutar de una buena literatura llena de optimismo a pesar de los momentos duros.
      Un gustazo tomar un cafecito por aquí contigo, Anita, y haz caso a tu amiga y apuesta por Jeanette ;-)

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